sábado, 31 de enero de 2015 0 comentarios

Bulgákov - Tchaikovsky - Eugenio Oneguin



“Le llenaron de inquietud dos consideraciones: en primer lugar había perdido el carnet de MASSOLIT, del que no se separaba nunca, y además, ¿podría andar libremente por Moscú con aquella pinta? Realmente, en calzoncillos… Desde luego no era culpa suya, pero ¿quién sabe? Podría haber algún lío y a lo mejor lo detendrían.
Arrancó los botones del tobillo, con la esperanza de que así, los calzoncillos podrían pasar por pantalones de verano. Recogió el icono y las cerillas y echó a andar diciéndose a sí mismo: “¡A Griboyédov! ¡Seguro que está allí!”.
Había empezado la vida nocturna de la ciudad. Pasaron algunos camiones, envueltos en nubes de polvo, y en las cajas, sobre sacos, iban unos hombres tumbados panza arriba. Todas las ventanas estaban abiertas. En cada una de ellas había una luz bajo una pantalla naranja, y de todas las ventanas, de todas las puertas, de todos los arcos, los tejados, las buhardillas, los sótanos y los patios, salía el ronco rugido de la polonesa de la ópera Eugenio Oneguin.”

El Maestro y Margarita. Mijaíl Bulgákov.




Eugenio Oneguin es una ópera en tres actos (7 escenas) con música de Piotr Ílich Chaikovski y libreto en ruso de Konstantín Shilovski y Modest Chaikovski, hermano del compositor, basado en la novela homónima en verso de Alejandro Pushkin, publicada en 1831.

Eugenio Oneguin es un ejemplo bien conocido de ópera lírica; el libreto sigue muy estrechamente el original de Pushkin, conservando gran parte de su poesía, a la que Chaikovski añade música de naturaleza dramática. La historia se refiere a un héroe egoísta que vive lo suficiente para lamentar su displicente rechazo del amor de una joven y su descuidada incitación a un duelo fatal con su mejor amigo.

Chaikovski no consideraba la obra propia de un Teatro público, así que decidió estrenarla en una función para el Conservatorio de Moscú, a cargo de un grupo de estudiantes, el 29 de marzo de 1879. Hay varias grabaciones de ella, y se representa con regularidad. El título de la obra se refiere al protagonista.

En mayo de 1877, la cantante de ópera Yelizaveta Lavróvskaya habló a Chaikovski sobre la posibilidad de crear una ópera basada en la trama de la novela en verso de Pushkin Eugenio Oneguin. Al principio la idea parecía extrañísima al compositor, según sus memorias; sin embargo, pronto fue interesándose más sobre la sugerencia y creó los escenarios en una noche antes de empezar la composición de la música.

Chaikovski usó los versos originales de la novela de Pushkin y eligió escenas que implicaban el mundo emocional y la fortuna de los héroes, llamando a la ópera "escenas líricas." La ópera es episódica; no hay una historia continuada, sólo momentos seleccionados de la vida de Oneguin. Puesto que la historia original era bien conocida, Chaikovski sabía que su público podría fácilmente completar los detalles omitidos. Un tratamiento similar se encuentra en La bohème de Puccini. El compositor había acabado la ópera para el mes de enero de 1878.

Chaikovski se preocupó por si el público aceptaría esta ópera, que carecía de los tradicionales cambios de escena. Creía que su representación exigía máxima simplicidad y sinceridad. Con esto en mente, confió la primera producción a los estudiantes del conservatorio de Moscú. El estreno tuvo lugar el 29 de marzo (17 de marzo en el antiguo estilo) de 1879 en el Teatro Maly, Moscú, dirigida por Nikolái Rubinstein, con escenarios de Karl Valts (Waltz).

Dos años después se estrenaría en el Teatro Bolshói de Moscú, el 23 de enero ((11 de enero, antiguo estilo) de 1881 con el director Enrico Bevignani. La primera representación fuera de Rusia tuvo lugar el 6 de diciembre de 1888 en Praga dirigida por el propio Chaikovski. Se cantó en checo y traducido por Marie Červinková-Riegrová. La primera representación en Hamburgo, el 19 de enero de 1892, fue dirigida por Gustav Mahler, en presencia del compositor. Chaikovski fue aplaudido después de cada escena y tuvo que salir a saludar al final. Atribuyó este éxito a Mahler, a quien describió como "no del tipo normal, sino simplemente un genio ardiendo con un deseo de dirigir".



lunes, 26 de enero de 2015 0 comentarios

Musashi - Yoshikawa - Fushimi.



“Al día siguiente, mientras Kóetsu le enseñaba el taller y le explicaba la técnica de la pulimentación de espadas, le rogó a Musashi que se quedara durante tanto tiempo como desease. La casa, con su portal engañosamente modesto, se alzaba en un ángulo al sudeste de los restos del Jissóin. En la vecindad había varias casas pertenecientes a los primos y sobrinos de Kóetsu, o a personas dedicadas a la misma profesión. Todos los Hon’ami vivían y trabajaban allí, a la manera de los grandes clanes provinciales del pasado.
Los Hon’ami descendían de una familia militar bastante distinguida, y habían servido a los shogunes Ashikaga. Ahora pertenecían a la clase artesana, pero, debido a su riqueza y prestigio, köetsu podría haber sido tomado por un miembro de la clase samurai. Se codeaba con nobles de la corte y Tokugawa Ieyasu le había invitado en algunas ocasiones al castillo de Fushimi”.
 
Musashi 3. El camino de la espada. Eiji Yoshikawa.




El Castillo de Fushimi, también conocido como Castillo de Momoyama o Castillo de Fushimi-Momoyama, es un castillo japonés en Fushimi-ku, Kioto. La actual estructura (construida en 1964) es una réplica del castillo original construido por Toyotomi Hideyoshi.




La construcción del castillo original comenzó en 1592, un año después de que Hideyoshi se retirara de la regencia, y fue terminado en 1594. En las obras participaron entre 20,000 y 30,000 trabajadores de 20 provincias.
A pesar de la apariencia marcial exterior del castillo, la estructura fue diseñada para servir de casa de retiro para Hideyoshi y fue decorada y amueblada como tal. Es particularmente famoso por su cuarto para la ceremonia del té, donde tanto las paredes como los implementos estaban recubiertos con hojas de oro. El castillo también debía servir como un lugar donde Hideyoshi pudiera tener pláticas pacíficas con los diplomáticos chinos que intentaban que terminaran las invasiones a Corea de Hideyoshi, pero un terremoto destruyó completamente el castillo a los dos años de que hubiera sido concluido.
El castillo fue reconstruido pronto y pasó a ser dominio de Torii Mototada, un vasallo de Tokugawa Ieyasu. En 1600, el castillo cayó en el famoso Asedio de Fushimi por Ishida Mitsunari. 

 Torii Mototada

Torii Mototada en un acto de valentía defendió el castillo por once días, demorando a las fuerzas de Ishida y permitiendo que su señor Tokugawa tuviera el tiempo necesario para juntar su propio ejército, lo cual tuvo un profundo efecto en la Batalla de Sekigahara, el cual marcó la victoria final de Tokugawa sobre sus rivales.



En 1623 fue desmantelado el castillo y muchos de sus elementos fueron incorporados a distintos castillos y templos a lo largo de Japón. Un templo en Kioto, el Yōgen-in, tiene un techo manchado de sangre, que fue un piso de un corredor del castillo de Fushimi donde Torii Mototada y compañía cometieron seppuku. El castillo no fue remodelado hasta 1964, cuando se construyó una réplica principalmente de concreto. La nueva estructura sirvió como museo de la vida y las campañas de Toyotomi Hideyoshi, pero fue cerrado al público en 2003.

sábado, 17 de enero de 2015 0 comentarios

A.M. Gallo - Kremlin - Kronstadt



“Litonev accedió al recinto y se dirigió hacia el pretil que separaba la tierra del mar. Las aguas del Báltico, con grandes manchas de aceite, acariciaban las piedras del muro. Aun con oscuridad, sospechaba por qué había llegado a los muelles: quería cimentar su vida personal antes de lanzarse al abismo del que ignoraba si sería capaz de regresar. Tal vez, aquello le había atraído a la parte oeste de la ciudad, para contemplar en aquel amanecer la isla de Kotlin y dejar que su mente se trasladase a 1921, cuando los marino se rebelaron en la ciudad de Kronstadt contra los bolcheviques exigiendo más libertad. La represión del Ejército Rojo fue brutal. Él la conocía. Había formado parte de las compañías que asaltaron la isla y redujeron a los marinos.”



Asesinato en el Kremlin. Alejandro M. Gallo.



La Rebelión de Kronstadt fue un alzamiento fracasado de los marinos soviéticos de la isla de Kotlin, donde se halla la fortaleza de Kronstadt, contra el Gobierno de la República Socialista Federativa Soviética Rusa. Fue la última gran rebelión en contra del dominio bolchevique dentro del territorio ruso durante la Guerra Civil rusa.


La rebelión tuvo lugar en las primeras semanas de marzo de 1921 en Kronstadt, una fortaleza naval situada en la isla de Kotlin en el Golfo de Finlandia. Tradicionalmente, Kronstadt ha servido como base de la flota báltica rusa y defensa de San Petersburgo (entonces, Petrogrado), que se encuentra a treinta kilómetros de la isla. Durante dieciséis días, se implantó una comuna revolucionaria que se opuso al Gobierno soviético que los propios marinos habían ayudado a crear. Después de encarnizados combates y gran número de bajas, la rebelión fue aplastada.



Surgida por el descontento popular y a raíz de las protestas obreras en Petrogrado, estalló cuando estas se estaban calmando. No se coordinó con otras rebeliones contra los bolcheviques que en ese momento existían en otras lejanas regiones del país. Por entonces las disputas internas entre fracciones comunistas habían debilitado seriamente la administración de la flota y esta no pudo desbaratar la sublevación.
Los rebeldes, entre los que se contaban numerosos comunistas desencantados con la evolución del Gobierno, exigieron la aplicación de un programa de reformas que recordaba las reivindicaciones de corte anarcosindicalista de 1917: elección de los sóviets, inclusión de los partidos socialistas y anarquistas en el poder, libertad económica para campesinos y obreros, fin del poder de los partidos y del monopolio bolchevique del poder, disolución de los nuevos organismos burocráticos surgidos durante la guerra o restauración de los derechos civiles para la clase trabajadora. A pesar de la influencia de algunos partidos de oposición, los marinos no respaldaron a ninguno en concreto.
Convencidos de la popularidad de las reformas que exigían y que aplicaron en parte durante la corta rebelión, esperaron en vano que su protesta se extendiese por el país y rechazaron la ayuda de los emigrados, que pretendían utilizar el alzamiento para sus propios fines. Esperando que el Gobierno se aviniese a negociar, mantuvieron una actitud pasiva que acabó por aislar la fortaleza del continente, a pesar de los consejos de los oficiales, que defendieron una estrategia ofensiva. Las autoridades, por el contrario, adoptaron una postura intransigente, presentaron un ultimátum exigiendo la rendición incondicional el día 5 y, una vez caducado el plazo, desencadenaron una serie de asaltos a la isla que fracasaron hasta que una gran concentración de unidades militares logró tomarla el 17 de marzo tras sufrir gran número de bajas.
Los rebeldes fueron considerados mártires revolucionarios por sus partidarios y agentes de la Entente y de la contrarrevolución para las autoridades; la rebelión desencadenó una gran controversia y la desilusión de parte de los antiguos defensores del régimen establecido por los bolcheviques.


Aunque la sublevación fracasó, aceleró la implantación de la Nueva Política Económica que sustituyó al «comunismo de guerra»; las exigencias políticas, por el contrario, se vieron frustradas.
 




lunes, 12 de enero de 2015 0 comentarios

Musashi - Yoshikawa - Tosa


“Se sentó y empezó a desenrollar las pinturas en el suelo ante ellos. Era evidente que estaba orgulloso de su trabajo y él mismo quería verlo por última vez antes de entregarlo. Otsü se quedó boquiabierta ante la belleza de los rollos pintados, y Jotaró los miró con los ojos muy abiertos, agachándose para examinarlos más de cerca. Puesto que el comentario aún no había sido escrito, ninguno de ellos sabía cuál era la historia representada, pero a medida que Arakida desenrollaba una escena tras otra, vieron ante ellos un cuadro de la vida en la antigua corte imperial, meticulosamente ejecutado con espléndidos colores y toques de oro en polvo. Eran pinturas en estilo Tosa, que derivaba del arte clásico japonés.”


Musashi 2. El arte de la guerra. Eiji Yoshikawa.




La Escuela Tosa de pintura se desarrolló en Japón durante los períodos Muromachi (1333-1573), Momoyama (1573-1615) y Edo (1615-1868). Perteneció al estilo yamato-e («pintura japonesa»), caracterizado por su armonía y su concepción diáfana y luminosa, con colores vivos y brillantes, líneas simples y decoración geométrica, generalmente con una temática histórica o literaria, relativa a la tradición épica japonesa.


Los orígenes de esta escuela se remontan a Tosa Yukihiro, primero en utilizar el nombre artístico de Tosa en el siglo XV. Posteriormente, la escuela fue fundada oficialmente por Tosa Mitsunobu, que fue pintor oficial en la corte imperial, especializado en temas cortesanos. Desde entonces, numerosos miembros de la escuela Tosa ocuparon el cargo de jefe de la oficina de la pintura imperial (edokoroazukari). Hasta el siglo XVII, la escuela Tosa pintó para la corte y mecenas aristocráticos, que favorecieron los temas históricos y épicos, pero en los últimos años la escuela amplió su gama temática para incluir aves y flores y otros temas inspirados en la pintura china. En general, el estilo Tosa se caracterizó por composiciones decorativas, unos finos contornos, gran atención al detalle y colores brillantes.



Figuras destacadas de esta escuela fueron Tosa Mitsunobu, Tosa Mitsuyoshi y Tosa Mitsunori, mientras que en el período Edo estuvo representada principalmente por Tosa Mitsuoki.


viernes, 2 de enero de 2015 0 comentarios

Musashi - Yoshikawa - Sekigahara



“Él mismo parecía uno de aquellos cuerpos sin vida que le rodeaban. Trató de alzar una mano, pero sólo pudo levantarla unos pocos centímetros del suelo. No recordaba que jamás se hubiera sentido tan débil. Se preguntó cuanto tiempo llevaría allí.
Las moscas zumbaban alrededor, pero ni siquiera tenía energía para levantar el brazo, que estaba rígido, casi quebradizo, como el resto de su cuerpo. Mientras movía un dedo tras otro, se dijo que debía de llevar allí largo rato. No tenía idea de que estaba herido, con dos balas firmemente alojadas en un muslo.
Unas nubes bajas y oscuras se desplazaban por el cielo. La noche anterior, en algún momento entre la medianoche y el alba, un intenso aguacero había empapado la llanura de Sekigahara. Ahora era más del mediodía del quinceavo día del noveno mes de 1600.
 
Eiji Yoshikawa. El camino del samurai.





La batalla de Sekigahara fue una batalla decisiva en la historia de Japón que tuvo lugar el 21 de octubre del año 1600 (decimoquinto día del noveno mes según su antiguo calendario) en Sekigahara (hoy prefectura de Gifu).



Durante este conflicto se enfrentaron los ejércitos de las dos principales facciones del país: por una parte, quienes consideraban que Toyotomi Hideyori, hijo de uno de los grandes unificadores del Japón, Toyotomi Hideyoshi, era quien debía convertirse en el dirigente del país. Por otra parte, la facción de los que apoyaban a Tokugawa Ieyasu, uno de los daimyō (señores feudales) más prominentes del país, para que se convirtiera en el dirigente.



La victoria del «Ejército del Este» de Ieyasu le mereció pasar a la historia como «El último de los grandes unificadores de Japón» junto con Oda Nobunaga y Toyotomi Hideyoshi. Además, le despejó el camino para que obtuviera el título de shōgun, máxima autoridad política y militar en Japón durante esa época. A partir de entonces se establecería el shogunato Tokugawa, el último shogunato de la historia y el cual duraría más de 250 años al frente del gobierno.

La importancia de esta batalla, desenlace de toda una campaña militar, radica en que debido a su resultado el país saldría de una época de constantes conflictos y luchas internas. Se establecería además una paz casi absoluta a lo largo y ancho del archipiélago, sólo interrumpida por revueltas menores hasta el regreso del Emperador de Japón como máxima autoridad durante la Restauración Meiji en 1866 - 1869.

Aunque no se sabe con exactitud la cifra de los soldados presentes en el campo de batalla, la mayoría de los académicos asegura que entre 170.000 y 200.000 guerreros se dieron cita ese día, e incluso algunos aseguran que esta fue la mayor batalla en suelo japonés de su historia.




Esta batalla histórica, conocida también comúnmente en japonés como Tenka Wakeme no Tatakai (lit. «la batalla decisiva»), toma su nombre del poblado donde se efectuó el conflicto bélico: Sekigahara, ubicado en el distrito de Fuwa, prefectura de Gifu en Japón.



Cabe mencionar dos aspectos fundamentales: aunque generalmente se le considera como una sola batalla, ésta en realidad formó parte de toda una campaña militar. Durante ésta, ambos bandos efectuaron movimientos previos, asediando los castillos enemigos y luchando por el control de las principales vías de comunicación para tratar de asegurar la ventaja sobre el adversario. Otro aspecto a resaltar es que, si bien ambos bandos se habían preparado durante los meses previos para el combate, la elección del lugar fue una decisión tomada rápidamente por el comandante de uno de los bandos involucrados, Ishida Mitsunari, buscando la mejor posición de sus elementos. Irónicamente, las mismas características del lugar jugarían en su contra en el momento en que algunos de sus aliados cambiaran de bando.


 
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