No parecía haber en él señal de una común enfermedad corporal, ni de haberse recuperado de ninguna. Parecía un hombre desatado de la pira cuando el fuego ha asolado e invadido todos los miembros sin consumirlos ni llevarse una sola particula de su compacta robustez entrada en años. Toda su figura, alta y ancha, parecía de bronce macizo, configurada en forma inalterable, como el Perseo fundido de Cellini. Abriéndose paso desde su pelo gris, y siguiendo derecha por un lado de su atezada y desollada cara, y por el cuello, hasta desaparecer por la ropa, se veía una delgada señal como una vara, lívidamente blanquecina.
Moby Dick. Herman Melville.
Perseo con la cabeza de Medusa, también
denominada el Perseo de Cellini, es una escultura realizada en bronce
por Benvenuto Cellini, considerada una de las obras cumbres de la escultura manerista
italiana y una de las estatuas más famosas de la Piazza della Signoria en Florencia,
Italia. Expuesta en la Loggia
dei Lanzi, la escultura representa a Perseo de pie sobre el cuerpo de Medusa;
apenas la acaba de decapitar con la espada que empuña con la mano derecha,
mientras que con la mano izquierda sostiene triunfante la cabeza del monstruo
tomada por su cabellera . La escultura de Perseo fue encargada por Cósimo I
después de su toma de posesión como Duca de la ciudad, la obra fue realizada
entre 1545 y 1554. La estatua que se observa en la actualidad es la original
que solo fue trasladada en 1998 para realizarle una profunda limpieza y
restauración.
Para la mayoría, Moby Dick es la encarnación marina de
Leviatán, “que hace hervir los mares como una cacerola”, según nos dice Lord
Bacon en su versión de los Salmos. No es de extrañar , pues, que cuando el
herrero se dispone a templar el acero del arpón destinado a la gran ballena y
pide que le acerquen un tonel de agua, Ahab le niega el agua y ofrece en su
lugar la sangre donada de tres arponeros.
Lo que si podríamos decir es que en Moby Dick se narra la
historia de la lucha de un hombre contra su terrible obsesión. La novela, que
apareció en 1851, no fue bien recibida por la crítica ni tampoco por el público.
Fue preciso esperar hasta los “felices años veinte” para que la novela fuese
debidamente valorada. Moby Dick está hoy considerada como una de las mejores
obras de la llamada Edad de Oro de la narrativa norteamericana. Vale de verdad
la pena navegar por sus páginas.