-No tiene importancia. Aquella noche lloramos como
niños, Zubayda. Si nuestras lágrimas hubiesen estado bien encauzadas, habrían
podido extinguir las llamas. Pero de repente me encontré cantando algo que había
aprendido en mi juventud. Luego oí un clamor y descubrí que no era el único que
conocía los versos del poeta. Este sentimiento de solidaridad me llenó de una
fuerza que nunca me abandona. Te digo esto para que comprendas de una vez y
para siempre que nunca me convertiré por propia voluntad.
Zubayda abrazó a su esposo y lo beso en los ojos con
dulzura.
-
¿Cómo eran los
versos del poeta?
Umar ahogó un suspiro y le susurro al oído:
Podréis quemar el papel,
pero no lo que contiene,
porque lo guardo seguro en mi pecho.
Donde yo voy, va conmigo,
arderá cuando yo arda,
y yacerá junto a mí en la tumba.
Zubayda los recordaba. Su propio tutor, un escéptico
nato, le había contado la historia centenares de veces. Los versos pertenecían
a Ibn Hazm, nacido quinientos años antes, justo cuando la luz de la cultura islámica
comenzaba a iluminar los más oscuros abismos del continente europeo.
La Sombra del Granado. Tariq Alí.
Hijo de un ministro de Almanzor, la caída de la dinastía amirí
y la ruina y persecución que a causa de ello sufrió su familia convierten a Ibn Hazm en un inconformista e incómodo intelectual trashumante al que
su feroz defensa del legitimismo omeya y su militancia en la escuela
literalista zahirí, opuesta a la malikí imperante en al-Andalus, lo
hacen indeseable en todos los reinos de taifas y lo sitúan al margen de
la ortodoxia. Tras un largo peregrinar plagado de sinsabores y
desengaños, entre los que no se puede olvidar la pública quema de sus
libros en Sevilla
por orden del abbadí al-Mutadid, se retira a su casa familiar de
Huelva, donde muere. Poeta, literato, genealogista, historiador,
jurista, exégeta, filósofo, polemista, este gran polígrafo es, sin duda,
uno de los representantes más significativos y fecundos de la
literatura andalusí y un genuino producto de la etapa califal.
Destacamos entre sus obras el Fisal, primera historia crítica y
comparada de las diversas opiniones religiosas, o su Epístola en elogio
de al-Andalus, en la que, con claro sentido autodefensivo, recoge una
aguda observación respecto al trato que al-Andalus da a sus sabios: "Lo
que ocurre en nuestro país confirma plenamente el proverbio usual: Nadie
hace menos caso de un sabio que su propia familia. Yo he leído en el
Evangelio que Jesús ha dicho: Nadie es profeta en su tierra".
Pero entre todas sus obras, la que más fama le ha dado en Occidente es El collar de la paloma, traducida a un buen número de lenguas. Obra de juventud, sus treinta capítulos constituyen el más completo tratado sobre el amor y los amantes que se haya escrito en la Edad Media. Algunos de sus capítulos, como los dedicados a describir la esencia del amor o los síntomas que lo acompañan, confirman la universalidad y vigencia de la obra. No menos interesantes son sus alusiones a los personajes que se mueven en torno a los enamorados: el mensajero (safir), relacionado con la celestina o trotaconventos; el espía /guardador (raqib), de clara similitud con el guardador provenzal; el calumniador (wasi) y el censor (adil).
Pero entre todas sus obras, la que más fama le ha dado en Occidente es El collar de la paloma, traducida a un buen número de lenguas. Obra de juventud, sus treinta capítulos constituyen el más completo tratado sobre el amor y los amantes que se haya escrito en la Edad Media. Algunos de sus capítulos, como los dedicados a describir la esencia del amor o los síntomas que lo acompañan, confirman la universalidad y vigencia de la obra. No menos interesantes son sus alusiones a los personajes que se mueven en torno a los enamorados: el mensajero (safir), relacionado con la celestina o trotaconventos; el espía /guardador (raqib), de clara similitud con el guardador provenzal; el calumniador (wasi) y el censor (adil).
Quisiera rajar mi corazón con un cuchillo,
meterme dentro de él y luego volver a cerrar mi pecho.
para que estuvieras en él y no habitaras en otro,
hasta el día de la resurrección y del juicio;
para que moraras en él durante mi vida y, a mi muerte,
ocuparas las entretelas de mi corazón en la tiniebla del sepulcro.
meterme dentro de él y luego volver a cerrar mi pecho.
para que estuvieras en él y no habitaras en otro,
hasta el día de la resurrección y del juicio;
para que moraras en él durante mi vida y, a mi muerte,
ocuparas las entretelas de mi corazón en la tiniebla del sepulcro.
0 comentarios:
Publicar un comentario