domingo, 26 de abril de 2015 0 comentarios

Benedetti- Filippo Lippi



“Abrí la puerta y me hice a un lado para que ella pasara. Entró a pasitos cortos, mirándolo todo con extrema atención, como si hubiera querido ir absorbiendo lentamente la luz, el clima, el olor. Pasó una mano por la mesa libro, luego por el tapizado del sofá. Ni siquiera miró hacia el dormitorio. Se sentó, quiso sonreír y no pudo. Me pareció que le temblaban las piernas. Miró las reproducciones de la pared: “Botticelli”, dijo, equivocándose. Era Filippo Lippi. Ya habrá tiempo de aclarárselo”

La tregua. Mario Benedetti.




Filippo Lippi fue un pintor italiano, nacido en Florencia en 1406. Huérfano de padre y madre, a los ocho años fue puesto bajo la custodia de los monjes del Carmen en su ciudad natal, orden en la que profesó en 1421. 
 
 
 
 
Influido por Masaccio, del que fue el discípulo más directo, dio a los temas tradicionales una nueva intensidad, en especial por su concepción del espacio y por su búsqueda de los efectos de color. Su Adoración del Niño posee un lirismo que influiría de forma notable en sus contemporáneos. Fraile carmelita, vivió amancebado con la monja Lucrezia Buti, su modelo, de la que tuvo un hijo, Filippino. Su vida escandalosa le acarreó muchos problemas, pero no le impidió llevar a cabo su obra, de la que destacan los frescos del ábside de la catedral de Prato (1452-1464) y los del coro de la catedral de Spoleto, que empezó en 1466 con su amigo y discípulo Fra Diamante. Filippo Lippi ocupa un destacado lugar entre los pintores del quattrocento italiano, sobresaliendo por la originalidad del paisaje y la elegancia nerviosa en el dibujo, que influyó decisivamente en Botticelli.
Cinco años más joven que Masaccio y probablemente su alumno, Filippo Lippi fue un monje carmelita que inicialmente siguió con absoluta fidelidad las fórmulas del maestro para después, en el período central de su vida artística, acercarse al estilo coloreado de Fra Angelico, aunque buscando siempre en su pintura soluciones originales. De aquella primera época masacciesca son, entre otras obras, los frescos de la iglesia del Carmine de Florencia realizados en torno a 1432 y la Virgen de la Humildad (1430-1432, castillo de los Sforza, Milán). 


No obstante, su primera obra fechada en 1437 es la Madonna Tarquinia (Museo del palacio Barberini, Roma), en la que conjuga la influencia de Masaccio con la de Donatello y los artistas flamencos. En el retablo Barbadori (1437-1438, Museo del Louvre, París), inmediatamente posterior, Lippi aborda de nuevo el esquema compositivo de la sacra conversazione, superando la fragmentación en tablas separadas que caracterizaba hasta entonces a los trípticos con el propósito de obtener una composición unificada: las antiguas figuras laterales arrodilladas se integran en un todo de forma piramidal.
Este procedimiento hace que sus pinturas tiendan a presentar un espacio discontinuo, excesivamente lleno de objetos, formas y motivos secundarios. Sin embargo, Lippi acierta a contener esta densidad y transformarla con una gran habilidad por medio de la gran variedad cromática de su paleta y con la sutileza de sus difuminados, como es patente en la célebre Coronación de la Virgen (Galería de los Uffizi, Florencia) obra que realizó entre los años 1441 y 1447.


Fruto de la dulcificación de su inicial plasticismo, debida a la búsqueda de una mayor elegancia de líneas y a la necesidad de profundizar en las delicadas transparencias cromáticas, son dos anunciaciones (Galería Nacional de Roma y Alte Pinakothek, Munich), una Virgen con el Niño (Museo Mediceo, Florencia), la Adoración de los Magos (National Gallery of Art, Washington) y la Visión de San Bernardo (National Gallery, Londres), todas ellas fechadas entre 1441 y 1447.
La influencia de Fra Angelico se acentúa desde 1452 hasta 1464 en la más vasta empresa de la pintura de Lippi: la realización de los frescos para el coro de la catedral de Prato, donde será auxiliado por su discípulo y colaborador, Fra Diamante de Terranova. Allí pinta la Vida de San Esteban y San Juan desplegando una capacidad narrativa viva y eficaz, al mismo tiempo teñida de una vibrante poesía, que por su extraordinario equilibrio compositivo marca la cumbre de su madurez artística.
De entre estas escenas, ambientadas tanto en fantásticos paisajes rupestres como en ornamentados escenarios arquitectónicos que siguen rotundas perspectivas, quizás la más famosa sea la del Festín de Herodes, que anticipa el arte de Botticelli. 





Del año 1452 es también el tondo Virgen con el Niño y las escenas de la vida de María (Palacio Pitti, Florencia), una de las obras más bellas sobre este tema que el pintor realizará a lo largo de su vida, tratado en esta ocasión con sutiles gamas cromáticas basadas en ocres, verdes y dorados.




Poco amigo de la vida claustral, Lippi era en 1456 capellán del convento de Santa Margarita, en Prato, cuando se fugó con una de las monjas, Lucrezia Buti, unión de la que nacería el también pintor Filippino Lippi. Felizmente fue absuelto por el papa Pío II, pudo casarse con la madre de su hijo y continuar su carrera, lo que nos permite gozar de sus últimos trabajos: tres espléndidas tablas con La Virgen adorando al Niño (dos en la Galería de los Uffizi, Florencia y otra en la Gemäldegalerie, Berlín), realizadas entre 1458 y 1463, y por último la extraordinaria Virgen y el Niño con dos ángeles (Galería de los Uffizi, Florencia), de 1465, que cierra el ciclo de sus delicadas vírgenes con niño en las que supo siempre fundir la seriedad moral del arte de Masaccio con la inspiración religiosa de Fra Angelico, ofreciendo una visión propia de estos personajes sagrados llena de cordial afectividad, íntima ternura y perfección realista.








miércoles, 15 de abril de 2015 0 comentarios

Carvalho - Klee - Vázquez Montalbán



“Bordeó la piscina cubierta por un plástico azul. Las sillas volantes de un columpio tomaban la luz de la luna. Se sentó en una de ellas y se dio impulso para columpiarse. Subía y bajaba en un silencioso vavivén de columpio bien y recientemente engrasado. Subía hacia una luna ojerosa y bajaba para recuperar el brillo diamantífero de una gravilla rica. Un sapo voluntarioso pasó bajo en sillón volante y se fue hacia la piscina. Desapareció bajo la cubierta de plástico en las aguas paralíticas. Carvalho subía hacia los cielos de impotentes oscuridades para tanta luna. Era el mismo cielo de la cárcel de Lérida convertido en un camino de huida imaginaria en una realidad cercada por cuatro puntos cardinales de piedra. Algún camarada le había mandado una postal que reproducía un cuadro mágico de Klee. La luna era una pelota roja jugando sobre los tejados de una ciudad cúbica”.


Asesinato en el Comité Central. Manuel Vázquez Montalbán.






El cuadro mágico de Klee al que se refiere el protagonista es "Castillo y Sol" de 1928.




 
Este óleo, que anticipa los resultados alcanzados tras el importante viaje a Túnez pero es también deudor del viaje italiano del otoño de 1926, en el que el autor había podido admirar los mosaicos de Rávena, recoge las múltiples direcciones en las que hasta entonces se ha desarrollado el arte de Klee: el módulo formal del cuadradito, el elemento del sol, repetidas veces incluido en las composiciones kleenianas y aquí con un papel dominante, suspendido en un firmamento casi uniforme y encajado entre las agujas del castillo-, la investigación sobre el color resuelta en una caleidoscópica combinación de tonalidades diversas y, en fin, el tema del "cuadro dentro del cuadro", introducido por el doble borde, que ocupa aquí tres lados de la composición. El año 1928 es también el del escrito al que se debe la fortuna teórica de Klee; se titula Investigaciones exactas en el ámbito del arte, está centrado en temas del Racionalismo y se publicó en la revista de la Bauhaus en la época del traslado de la sede a Dessau (la derecha municipal de Weimar se oponía a que la institución permaneciera en la ciudad). El texto defiende un equilibrio entre intuición artística y aspecto analítico-constructivo. Esta armonía se pone bien de manifiesto en la producción de Klee. En Castillo y sol, la dicotomía es paradigmática: la arquitectura del castillo, compuesta por precisas figuras geométricas, se opone a otra figura, de carácter simbólico, la esfera del sol. Ambos elementos se pueden considerar como metáforas del intento de conciliación teorizado por Klee.






Paul Klee fue un pintor suizo, nacido en Münchenbuchsee en 1879.  Hijo de un profesor de música, realizó estudios clásicos en Berna. Se inscribió en la Academia de Munich, donde tuvo como profesor a Franz von Stuck (1898-1900) y se familiarizó con las teorías del Jugendstil, que más tarde pondría en práctica en obras como Cabeza amenazadora (1905).
De regreso a Berna, prosiguió su período formativo centrándose en la música, lo gráfico, la lectura de clásicos y en la observación de las obras de Blake, Klimt, Goya y, en París, de Leonardo y Rembrandt. Posteriormente realizó una serie de dibujos inspirados en Van Gogh, Cézanne, Matisse y otros representantes de la escuela francesa.
En 1911 entró en contacto con el grupo del Blaue Reiter (El caballero azul), lo que le permitió conocer a sus creadores, V. Kandinsky y F. Marc, así como a Kubin y a Macke, con quienes expuso al año siguiente en Berlín. En París se relacionó con Delaunay y el clima cubista y centró definitivamente su interés en el movimiento y el tiempo, la luz y el color (en los que influyó notablemente su viaje a Tunicia, en 1914, con Louis Moilliet y Macke), con primacía sobre los valores psicológicos de las formas. Su vida de recogimiento espiritual dio como resultado una prolífica obra.
En 1920 ingresó en la Bauhaus de Weimar, donde fortaleció su método de análisis, y en 1924, junto con Kandinsky, Feininger y Jawlensky, formó el grupo de los Blaue Vier (Los cuatro azules). Las obras realizadas durante este período están repletas de imágenes misteriosas y de zonas cromáticas acompañadas de tenues signos gráficos (Teatro botánico).
Tras ser profesor de la nueva Bauhaus de Dessau (1921-1930) y de la Academia de Düsseldorf (1931-1933), la condena nazi de su obra le obligó, en 1933, a exiliarse a Berna, donde, en claro paralelismo con la esclerodermia que contrajo, su producción adquirió un tono simbólico y dramático con elementos temáticos esquematizados progresivamente hasta convertirse en ideogramas (Un rostro y también el de un cuerpo, Tañedor de tímpanos, Muerte y fuego, Demonio, etc.).
Además de Diarios, Klee escribió artículos acerca del arte, que pueden considerarse como una teoría del arte moderno. En la actualidad, la mayoría de su obra se halla depositada en el Museo de Bellas Artes de Berna (fundación Klee).

Falleció en  Muralto en 1940.
 


domingo, 12 de abril de 2015 0 comentarios

Marsé - Montse - Luis Mariano.



“El mosén se ríe con los brazos en jarras. Al fondo del pasillo un grupo entona el Virolai, y luego Asturias, patria querida, dirigidos por el representante del obispo con una invisible batuta. Otros deambulan a lo largo del pasillo, se asoman a los lavabos, a los dormitorios, suben y bajan del segundo piso, con más dormitorios, e invaden alegremente el comedor, cuyas dos largas mesas ya están dispuestas para la cena. La masía es inmensa y complicada, y los muebles, rústicos y escasos, dormitan en una atmósfera monacal, severa. Señales de obras recientes, cicatrices en los muros, manchas de cemento aún sin encalar atestiguan que la casa ha sido acondicionada para albergar a mucha gente. Y ahora, ¿quién entona esa romántica canción de Luis Mariano? El mismísimo joven mosén. Contigo en la distancia, amada mía.”

La oscura historia de la prima Montse. Juan Marsé



El bolero "Contigo en la distancia" fue escrito a los 24 años de edad por César Portillo de la Luz en 1946. Actualmente es unos de los boleros más aclamados por parte de la discografía del canta-autor en la música anglosajona siendo interpretado por infinidades de cantantes tales como Christina Aguilera, Caetano Veloso, Plácido Domingo, Luis Miguel, José José, Belinda, David Bisbal, Susana Zabaleta, entre otros. Además ha aparecido en por lo menos 10 películas y es unas de las canciones más aclamadas para los concursos de canto en América Latina. Actualmente es el bolero con más créditos tomados para el canta-autor.






Luis Mariano Eusebio González García fue un actor español y cantante, principalmente de opereta. Afincado en Francia, nació en Irún en agosto de 1914 (aunque oficialmente conste 1920, fecha cambiada por su madre para evitar su incorporación a filas durante la Guerra Civil española). Destruida la casa familiar por un bombardeo, tuvo que convertirse en refugiado español al otro lado de la frontera, en Hendaya, Burdeos y finalmente París.

Tras cursar estudios en el Conservatorio de Burdeos, debutó en 1944 como cantante de ópera en el Palacio Chaillot de París, en el papel de Don Ernesto de Don Pasquale. Más inclinado hacia la canción ligera, poco después daría muestras de su calidad presentándose en la parisina sala Alhambra con un repertorio de boleros y temas románticos, núcleo de su posterior repertorio dentro del Music-Hall.

En 1945 comenzó a crecer su éxito entre el público francés, dentro del género de la opereta, con la colaboración del español de nacimiento y francés de adopción Francis López, con una serie de ocho obras (casi siempre en el teatro Chatelet) entre las que destacan La bella de Cádiz (1945), Andalucía (1947, con los clásicos El botijero y Olé, torero), El cantor de México (1951, con México, Acapulco, Ruiseñor, Maitechu...), El príncipe de Madrid (1967, en donde encarnaba el papel de Francisco de Goya) y, por último, La carabela de oro (1968), dos años antes de su muerte.





De entre sus múltiples intervenciones cinematográficas destacan las películas protagonizadas junto a Carmen Sevilla (El sueño de Andalucía de 1950, Violetas imperiales de 1952 y La bella de Cádiz, de 1953) y Lolita Sevilla (Milagro de París de 1954). Además de una infinidad de grabaciones con éxito, tanto en Francia como en Sudamérica (y en menor medida en nuestro país, debido en parte a sus opiniones políticas y su mal vista homosexualidad), mantuvo espectáculos propios tanto en la radio como en la televisión gala. En 1966 era considerado como una de las más grandes figuras del panorama musical francés, en el que ya se había hecho un hueco importante, especialmente desde 1957, cuando, junto a Gloria Lasso, obtuvo un impresionante éxito con el dúo del tema Canastos, luego repetido en España en su versión adaptada al castellano por Jesús Arozamena, uno de sus colaboradores habituales.
 
 
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