Corría por una cuesta que había cerca de casa, era muy duro mientras subías, pero una vez arriba eras el primero en saber si iba a llover. Al otro lado de la carretera estaba el campo de fútbol. Había un tío al que atropellaron de niño mientras trataba de cruzar la autopista. El accidente le había vuelto simpático. Prácticamente era el único tío simpático de la zona. Las piezas de su cabeza se habían desordenado y después se habían juntado de manera distinta. Tenía un orden mental propio y mejor al de los demás tíos que andaban por allí. Bebía cerveza. Compraba una docena de latas y me las iba bebiendo. Las latas se calentaban pero no me importaba demasiado. Bebía cerveza caliente. Cuando estaba borracho cantaba “Fool to Cry”. Me imaginaba fuera, en un sitio mucho más grande, o dentro, en un sitio mucho más pequeño. Me sentaba y bebía. Me sentía como si nunca tuviera que bajar. Simplemente estaba ahí sentado, esperando que los Stones no estuvieran demasiado lejos y también que no estuvieran haciendo nada muy diferente. Trataba de estar en la misma onda que Keith Richards.
Heroes. Ray Loriga.
En 1976 The Rolling Stones vivía uno de sus mejores momentos como banda para
el exterior y, al mismo tiempo, una de sus grandes crisis internas. El primer
guitarrista Mick Taylor se había ido, y las relaciones entre Mick Jagger y
Keith Richards no eran del todo fluidas.
En ese contexto componen Fool to cry, una
emocionante canción sobre un hombre atormentado, de muy baja extracción social,
cuya pequeña hija sirve de consuelo para sus penas (Cuando llego a casa, nena/
Y he estado trabajando toda la noche/ Puse a mi hija en mis rodillas y ella
dijo:/ `Papá, ¿qué pasa?`/ Apoyé mi cabeza sobre su hombro/ Y ella me susurra
al oído con tanta dulzura/ ¿usted sabe qué dijo?/ `Papá, eres un tonto por
llorar/ eres un tonto por llorar/ y me preguntó por qué).
De un ritmo lento e hipnótico -al punto que una vez Richards
se durmió tocándola durante un recital en Alemania- Fool to cry está presente
en cuanta antología de los Stones sea editada. Y eso es mucho decir.
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