viernes, 2 de enero de 2015

Musashi - Yoshikawa - Sekigahara



“Él mismo parecía uno de aquellos cuerpos sin vida que le rodeaban. Trató de alzar una mano, pero sólo pudo levantarla unos pocos centímetros del suelo. No recordaba que jamás se hubiera sentido tan débil. Se preguntó cuanto tiempo llevaría allí.
Las moscas zumbaban alrededor, pero ni siquiera tenía energía para levantar el brazo, que estaba rígido, casi quebradizo, como el resto de su cuerpo. Mientras movía un dedo tras otro, se dijo que debía de llevar allí largo rato. No tenía idea de que estaba herido, con dos balas firmemente alojadas en un muslo.
Unas nubes bajas y oscuras se desplazaban por el cielo. La noche anterior, en algún momento entre la medianoche y el alba, un intenso aguacero había empapado la llanura de Sekigahara. Ahora era más del mediodía del quinceavo día del noveno mes de 1600.
 
Eiji Yoshikawa. El camino del samurai.





La batalla de Sekigahara fue una batalla decisiva en la historia de Japón que tuvo lugar el 21 de octubre del año 1600 (decimoquinto día del noveno mes según su antiguo calendario) en Sekigahara (hoy prefectura de Gifu).



Durante este conflicto se enfrentaron los ejércitos de las dos principales facciones del país: por una parte, quienes consideraban que Toyotomi Hideyori, hijo de uno de los grandes unificadores del Japón, Toyotomi Hideyoshi, era quien debía convertirse en el dirigente del país. Por otra parte, la facción de los que apoyaban a Tokugawa Ieyasu, uno de los daimyō (señores feudales) más prominentes del país, para que se convirtiera en el dirigente.



La victoria del «Ejército del Este» de Ieyasu le mereció pasar a la historia como «El último de los grandes unificadores de Japón» junto con Oda Nobunaga y Toyotomi Hideyoshi. Además, le despejó el camino para que obtuviera el título de shōgun, máxima autoridad política y militar en Japón durante esa época. A partir de entonces se establecería el shogunato Tokugawa, el último shogunato de la historia y el cual duraría más de 250 años al frente del gobierno.

La importancia de esta batalla, desenlace de toda una campaña militar, radica en que debido a su resultado el país saldría de una época de constantes conflictos y luchas internas. Se establecería además una paz casi absoluta a lo largo y ancho del archipiélago, sólo interrumpida por revueltas menores hasta el regreso del Emperador de Japón como máxima autoridad durante la Restauración Meiji en 1866 - 1869.

Aunque no se sabe con exactitud la cifra de los soldados presentes en el campo de batalla, la mayoría de los académicos asegura que entre 170.000 y 200.000 guerreros se dieron cita ese día, e incluso algunos aseguran que esta fue la mayor batalla en suelo japonés de su historia.




Esta batalla histórica, conocida también comúnmente en japonés como Tenka Wakeme no Tatakai (lit. «la batalla decisiva»), toma su nombre del poblado donde se efectuó el conflicto bélico: Sekigahara, ubicado en el distrito de Fuwa, prefectura de Gifu en Japón.



Cabe mencionar dos aspectos fundamentales: aunque generalmente se le considera como una sola batalla, ésta en realidad formó parte de toda una campaña militar. Durante ésta, ambos bandos efectuaron movimientos previos, asediando los castillos enemigos y luchando por el control de las principales vías de comunicación para tratar de asegurar la ventaja sobre el adversario. Otro aspecto a resaltar es que, si bien ambos bandos se habían preparado durante los meses previos para el combate, la elección del lugar fue una decisión tomada rápidamente por el comandante de uno de los bandos involucrados, Ishida Mitsunari, buscando la mejor posición de sus elementos. Irónicamente, las mismas características del lugar jugarían en su contra en el momento en que algunos de sus aliados cambiaran de bando.


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